Con este volumen de memorias, El árbol de los recuerdos, Fidel Márquez Sánchez se suma a varios de sus colegas chapingueros que se han decidido a compartir con propios y extraños sus evocaciones. Sus contribuciones para con la institución son relevantes, y las que recuerda en sus memorias apenas una pequeña parte. Controversiales serán también sus memorias por lo que dicen y por lo que omiten. Están en ellas, sin duda, lo que ha querido compartir, nada menos y nada más. Escribe el hombre de quien destaca su entrega y su sensibilidad, su atención al mundo, pero también el investigador y el científico de minuciosidad y precisión en su tarea académica, en los diseños teóricos y experimentales, en las lecturas e interpretación de los resultados, como bien saben quiénes han tenido la necesidad y la oportunidad de acercarse a sus trabajos y tratarlo en calidad de discípulos y lectores. Sin duda alguna su trabajo científico, concienzudo, incansable, atento al descubrimiento y a la realidad, es ejemplar para todos y merecería muchísima mayor difusión entre las actuales y las futuras generaciones de agrónomos mexicanos y chapingueros en particular.