Es fundadora de Mamá Maquín, una organización de mujeres guatemaltecas refugiadas en México, que luchó por defender el derecho de las mujeres a la educación, a participar en la misma igualdad de condiciones que los hombres, a luchar por el reconocimiento de los valores culturales de los diversos pueblos indígenas, a escuchar su voz como refugiadas y a defender su voluntad de retornar en condiciones seguras a Guatemala. Como parte de esta organización, y junto con otras mujeres, coordinó los retornos a Guatemala, logrando que el Estado guatemalteco reconociera jurídicamente y aplicara la copropiedad en las tierras de retorno, que benefició a muchas mujeres, y logró sentar un precedente internacional en el ejercicio de los derechos, la igualdad y las condiciones seguras para las mujeres en los procesos de retorno.